Hoy el pueblo de Paris se agolpo ante los muros de la tirania, para derribarla con sus propias manos, ladrillo a ladrillo hasta que desapareció la Bastilla y con ella el regimen feudal y el derecho de los reyes a ostentar la soberania de la nación, en adelante la Nación, la Soberania y el Pueblo se dirian simplemente ciudadanos ¡Que hermosa palabra! Bien es cierto que en la cercanía de los hechos la revolución francesa seguramente pareceria una mascarada sangrienta, llena de bufones y guiñoles gesticualando, delirantes, funambulescos; pero entre la confusión de los hechos quedo sembrado para toda la humanidad el estado de derecho, el que tenemos y al que aspiramos, uno digno de la palabra ciudadano y ciudadano-soldado de la libertad. Libertad, Igualdad, Fraternidad
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