lunes, 21 de diciembre de 2009

El Cadaver de Arturo Beltrán Leyva

Señor Secretario de Gobernación:

Cristeros Ejecutados

En los últimos tiempos hemos visto en México una sucesión de actos brutales donde el cadáver del vencido es una mercancía en el supermercado del conflicto. Torturas videograbadas, con confesión y asesinato incluido. Ejecutados por diversos medios, cada vez más horribles. Cuerpos disueltos en ácido, acto conocido en el Diccionario de narconeologismos como pozolear. Exposición de cabezas, troncos, extremidades, con mensajes de amenaza o simplemente de burla. Exposición de cadáveres en árboles, puentes o arboles.


Conflicto Cristero soldados Federales (Por el tipo de ropa que portan)

Cosas no vistas desde los tiempos de la Guerra Cristera, donde las fuerzas federales acostumbraban dejar a la exposición pública los cuerpos de los cristeros abatidos, como existen diversos y nutridos ejemplos, sin contar las atrocidades del otro bando. Algo que parecía lejano en el tiempo.

Ciudad Guzmán, Jalisco, Católicos ejecutados

La última de ese tipo de exposiciones que se tenga noticia, es la foto del señor Lucio Cabañas, expuesto como una presa a poco de caer abatido en la Sierra de Atoyac.


Cadaver de Lucio Cabañas y elementos militares

No está lejos la famosa foto de Pablo Escobar, expuesto entre las burlas de policías colombianos en el tejado donde había caído muerto, por el bloque de búsqueda, momento grotesco por cierto, donde es notoria la befa de los vencedores sobre el cuerpo inerte del capo. Ni siquiera cuando se caza animales los cazadores guardan burla al animal vencido, los mejores admiran la nobleza de la bestia brutal. Los humanos en el conflicto entre humanos nos expresamos con tal brutalidad, como si el cuerpo del vencido enemigo, no tuviera la misma consistencia de nuestra materia humana y del espíritu que a todos nos colma.


Cadaver de Pablo Escobar y Policía Colombianos

Sé que esté conflicto que vive el país no es un campo de ángeles, la brutalidad ha campeado como un rio sin control. Lo que digo, es que los grupos de la delincuencia organizada que se pelean la hegemonía de un infame negocio, cometen actos brutales, no digo que sea su derecho, sino que actúan así en la lógica del trasgresor, del delincuente. El Estado no puede actuar de esa manera.

Tan brutal y miserable fueron las imágenes del cuerpo de Arturo Beltrán Leyva que ha tenido que salir al quite usted señor Secretario informado que “con relación a la fotografía publicada en la que aparece el occiso desvestido y cubierto con billetes, se informa que ninguna institución del gobierno federal es responsable de su publicación, ya que los procedimientos legales establecidos no permiten a los elementos navales realizar funciones de peritaje. Personal del servicio médico forense del gobierno del estado de Morelos quedó a cargo de los trámites legales correspondientes. El gobierno federal está colaborando con el gobierno del estado de Morelos para investigar al personal que realizó el peritaje, tomó las fotografías y difundió las mismas, a fin de que se deslinden las responsabilidades correspondientes”.

Según esto son los servicios periciales del Gobierno del Estado de Morelos los probables responsables de semejante exceso. El hecho es que, aunque como señala el Secretario de Gobernación, los elementos navales no estaban facultados para efectuar peritajes, existen testimonios fotográficos, como fílmicos, donde se les ve manipulando diversos objetos, incluido efectivo, que como es lógico tenían que contar por lo menos, para rendir el parte informativo a sus superiores, sobre los diversos objetos ahí asegurados, mismos que tendrían que ser puestos a disposición de la autoridad ministerial correspondiente, sobre la base de asegurarse lo que ahí se encontraba presente, para evitar, tanto algún robo, como para dejar testimonio de lo efectuado. Es un procedimiento normal, simplemente no se pueden retirar del emplazamiento para que terceros realicen esa labor. De lo anterior se desprende que se encontraban presentes en la vivienda que ocupaba Beltrán Leyva y que fueron ellos los que permitieron, por instrucciones de sus superiores el ingreso de los peritos forenses. Quienes según su dicho son los sujetos a los que más probablemente se les habría “ocurrido” realizar el grotesco espectáculo de cubrir el despedazado cuerpo con billetes y alhajas, fotografiarlo y después distribuir o vender las imágenes. La foto del cuerpo cubierto de billetes, por lo que se aprecia, se encuentra tirado sobre el piso del inmueble del enfrentamiento, lo cual se desprende del color de la alfombra. De las piezas fotográficas disponibles al escrutinio público, la primera que hago notar es la siguiente:

En ella se observa a un sujeto que parece ser un perito de servicios periciales, sobre el cuerpo se observa una cartulina con el número 13 y una botella de una bebida hidratante “Gatorade”. El suelo parece estar cubierto con una alfombra parduzca el sujeto que observa el cadáver viste pantalones de mezclilla, con un dobladillo sencillo que produce en dicha tela un desgaste, puesto que es más común realizar un dobladillo doble. Viste zapatos negros de calle. En la segunda foto hay tres individuos, ninguno aparenta ser el anterior descrito, toda vez que el sujeto en el extremo izquierdo viste pantalones de mezclilla, con un dobladillo distinto y trae botas de trabajo o militares. Existe otro individuo que usa claramente botas militares, en la parte superior y un tercero con zapatos de calle de distinta manufactura, a los del sujeto visto en la primera foto, además de no llevar pantalón de mezclilla. En esta segunda foto el cadáver es colocado en una sábana blanca, que parece ser la misma que se ve en la primera foto. El cadáver ya fue manipulado, pero permanece en el inmueble de los hechos.



Por favor señor Secretario ¿se le hace lógico que un grupo de personal civil desarmado, en momentos donde seguramente reinaba el estupor por la violencia del enfrentamiento, pudiera alegremente actuar, sin la complicidad o sin la omisión del personal militar que custodiaba el inmueble? Por otro lado, usted sabe que existe responsabilidad, tanto por el grado de participación, como por ser omisos y el hecho es que resulta claro que había personal militar, como probablemente de la Procuraduría General de la República presente. No pudo alguien llamar al orden, al respeto a los que efectuaban ese acto. No me venga a decir que simplemente se retiraron del inmueble. Así no suceden las cosas.

Me ofende profundamente ese hecho, porque en esa ubicación pierde la vida el Tercer Maestre Melquisedet Angulo Córdova, quien es a todas luces un héroe de nuestra patria, el sitio de su sacrificio merecía el mayor de los respetos, un teatro de operaciones donde se derrama sangre de héroes, como la del señor Angulo Córdova no es un campo de matanza, sino un sitio sagrado.

Merecían respeto como bien menciona usted las familias de los demás fallecidos, que son sangre de sus muertos y dicha exposición las denigra y no contribuye a crear un ambiente de paz, sino que abre una ominosa ventana a las retaliaciones de los adversarios de México en la humanidad de los marinos, soldados y policías que a diario los confrontan.

Atentamente

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